‘Recordando a Colita’, por Tina Panadero
Nuestra historia con Colita comenzó hace muchos años…
Colita fotografió a Antonio Gades y Cristina Hoyos muchas veces, hay una serie preciosa de cuando el grupo trabajó en la Costa Brava, en “La Arboleda” en los años 1967 y 1969. Sus instantáneas capturaron a Antonio y Cristina en un baile eterno, una danza atemporal, ella con su cámara como una poeta de la luz, capturaba la esencia efímera. Allí fui de veraneo con mi abuela y mi prima Mercedes aprovechando que la compañía actuaba en la sala de Palamós. Colita iba por la sala y hacía fotos, pero yo era muy pequeña y no me acordaba de ella.
Luego, el destino empezó a entretejer nuestras historias. Cuando con 18 años, tras la muerte de su representante, me fui a Madrid a representar a la compañía, siempre enviaba las maravillosas fotos de Colita para la publicidad del ballet, sobre todo una que me encantaba, en la que la mano de Gades era como una paloma, y nunca me olvidé de poner su nombre como fotógrafa, era de ley.
Por el 2002 comenzamos a rondar la idea de hacer un museo e hicimos unos cuatro proyectos antes del definitivo, pues en todos ellos, y sin tener aún ni siquiera el local o la casa que lo contendría, había un claustro con las fotos de Colita. Un día la llamé y quedé en ir a verla a Barcelona, le llevé los proyectos y le pregunté si le apetecía tener una exposición permanente, que íbamos a pedir un crédito grandísimo, pero que dinero teníamos más bien poco. No me dijo ni que sí ni que no, “quiero ver la casa” me dijo. Vino a Sevilla a ver la obra de una casa ruinosa y comió puchero con ‘pringá’ en casa, allí sellamos nuestro trato y nuestra amistad y desde entonces, vemos cada día su foto y su texto.
Más tarde ofrecí a la Fundación Lara editar de nuevo “Luces y Sombras del Flamenco”, que Caballero Bonald revisara su texto y Colita sus fotos. La fundación editó el libro, una obra de arte y una preciosidad.
Al poco, y no sé cómo, Colita se enteró de que el dinero escaseaba y no teníamos para pagar unas puertas correderas en la sala de exposiciones. Ella llamó a Elsa Peretti para que nos hiciera el regalo.
Hace solo unos días nos contactaron de RTVE para pedirnos la participación de Cristina Hoyos en el especial que querían hacerle a Colita en el programa “Imprescindibles”. Merecidísimo homenaje que no ha podido ver.
Cola, mi tieta catalana, eras tan especial, con ese sentido del humor tan tuyo… No nos hacemos a la idea.
Pero en el Museo del Baile Flamenco, en un rincón de Sevilla, tus fotos permanecerán como testigos eternos de la danza y la luz que capturaste con maestría. En cada instantánea, tu esencia perdurará como un canto silencioso, recordándonos siempre que en la danza eterna de la vida, tu arte sigue bailando entre las sombras y las luces, como un legado que despierta el alma y perdura en la memoria del tiempo.
Tina Panadero
Ceo Museo del Baile Flamenco