A todos (sobre todo a los políticos) los que deciden sobre la cultura y la financiación de la cultura:
“La Cultura, es decir, el arte del teatro, de la danza, la ópera y las salas de conciertos, los festivales de literatura, las bibliotecas, los museos, los salones de baile, el escenario abierto, los escenarios del discurso, la diversa oferta diaria, exige incluso vacía, un agonizante e interminable labor. ”
La Cultura, que puede salir tan brillantemente, es lo que se puede admirar en los escenarios o en los museos, es artesanía, es experiencia y es conocimiento, conocimiento que solo se logra con el pasar de los años, de décadas de práctica, aprendizaje, investigación y descubrimiento, tocando, aventurándose, improvisando, arriesgándose, preparándose, ensayando, audicionando… Se necesitan personas, empleadas o liberadas, que ponen su mente, el deseo desenfrenado, la curiosidad infinita, la creatividad incontrolable y sobre todo, que dedican su tiempo.
La Cultura no es magia, es incluso, algo malvada. No viene de la imaginación, sino que necesita bases materiales: edificios, talleres, ascensores, sistemas de sonido, tecnología de iluminación, trajes, archivos, calentadores…
La Cultura tampoco es un acto espontáneo y aislado de un individuo, sino que es una planificación coordinada a largo plazo de grupos con diferentes conocimientos. La Cultura no es un juego divertido, sino un esfuerzo logístico, social y económico de un enorme sacrificio”.
Tina Panadero, CEO del Museo del Baile Flamenco