
Septiembre de arte jondo: nacimientos que marcaron épocas
Septiembre parece tener un pacto secreto con el flamenco. En este mes vieron la luz artistas que, aunque de épocas distintas, comparten la valentía de cambiar el rumbo del arte jondo. Antonio Mairena, nacido un 7 de septiembre de 1909, se empeñó en rescatar los cantes más antiguos y devolverles su lugar, hasta convertirse en guardián de una tradición que le valió la Llave de Oro del Cante. Décadas después, el 2 de septiembre de 1952, Jerez recibía a Juan Moneo “El Torta”, un genio de personalidad imprevisible. El jerezano se ganó el respeto de aficionados y artistas por igual. Su improvisación y entrega en cada actuación lo convirtieron en un mito para quienes buscan el duende más auténtico.
La estirpe continúa con otros aires. El pianista, guitarrista y compositor lebrijano David Peña Dorantes, nacido un 23 de septiembre de 1969, abrió caminos donde nadie imaginaba que cabría el flamenco, mezclándolo con el jazz y la música clásica sin perder raíz. Y en 1985, el 29 de septiembre, llegó Rocío Márquez, onubense de voz clara y curiosidad insaciable. Su investigación sonora y su capacidad para dialogar con músicas de otras tradiciones la han convertido en referente de una generación que honra la tradición mientras la reinventa.
De Mairena a Márquez, del cante más recio al piano que se atreve a volar, estas cuatro figuras demuestran que el flamenco se nutre tanto de quienes lo protegen como de quienes lo transforman. En el Museo del Baile Flamenco celebramos este mes recordando que el arte vive gracias a esa conversación entre pasado y presente, entre raíz y futuro.